Celebrábamos hace unos días la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, y el texto que inspiraba este evento el presente año estaba cogido del profeta Isaías (1, 12- 18): “Cuando venís a visitarme, ¿quién pide algo de vuestras manos para que vengáis a pisar mis atrios? No me traigáis más inútiles ofrendas, son para mí como incienso execrable. Novilunios, sábados y reuniones sagradas: no soporto iniquidad y solemne asamblea. Vuestros novilunios y solemnidades los detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más. Cuando extendéis las manos me cubro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda. Venid entonces, y discutiremos -dice el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana”.

Este es un texto que vamos a volver a escuchar de nuevo en el tiempo de Cuaresma que comenzaremos en la segunda quincena del mes de febrero que comenzamos, donde las lecturas de la Palabra de Dios nos invitarán a una conversión que, si bien debe ser permanente, en ese tiempo especial de Cuaresma debe ser aún más intensa.

Aun así, este mes tenemos también otras ocasiones para sentirnos llamados e interpelados al objetivo que tiene dicha conversión: Hacer el bien, buscar la justicia… Que podría resumir la vida y el actuar cristiano, como Pedro resumió la vida de Jesús en casa de Cornelio: “Pasó por el mundo haciendo el bien y curando a todos los oprimidos” (Hechos 10,38).

Comenzaremos celebrando la Jornada de la Vida Consagrada, y recordaremos a tantos hombres y mujeres que han puesto su vida a disposición del Señor, para que por medio de ellos y ellas Él continúe en este mundo haciendo el bien. Daremos gracias a Dios, pero también nos preguntaremos si quizá Él no quiere contar también conmigo.

La Campaña de Manos Unidas nos ofrecerá la ocasión de solidarizarnos con quienes menos tienen, luchar contra tantas hambres que hay en el mundo: pan, vivienda, trabajo, paz, seguridad, educación, amor…Luchar contra la desigualdad, trabajar por un mundo de hermanos, que nos va a proponer Manos Unidas en este y los próximos años, es sin duda una manera excelente de buscar la justicia, de hacer el bien.

Celebraremos también la Unción Comunitaria de Enfermos. El Señor Jesús les otorga por medio de este sacramento alivio, consuelo y fuerza en la debilidad y la enfermedad. Nosotros tenemos que aprender mucho de quienes han dado su vida para que nosotros podamos ahora disfrutar de su legado, y el respeto y el cariño es lo mínimo que podemos hacer para conseguir que los últimos años de su vida, estos hermanos se sientan queridos y acompañados.

Y el Miércoles de Ceniza recordaremos que estamos en este mundo de paso, y que lo único que va a quedar de nosotros es el bien que hayamos realizado, el amor que hayamos recibido y otorgado.

¡¡Hay tantas ocasiones!! Vivir haciendo el bien, buscando la justicia: El mejor proyecto de vida que toda persona se puede proponer.