Con este lema, los niños se sienten llamados a participar en la entrega de Amor que inició el Hijo de Dios y ahora continúan los misioneros por todo el mundo. Nadie está al margen de este proyecto de amor. Y los niños son todavía más sensibles y solidarios porque sienten las necesidades de los niños de todo el mundo, y quieren hacerles llegar su apoyo con la oración y la solidaridad por medio de los misioneros que con ellos comparten su vida.